miércoles, 28 de octubre de 2020

"La isla a mediodía", de Julio Cortázar (para Cens 34 y Cens 36)

Trabajo práctico de Literatura 3º año Cens

Tema: Cuento fantástico

Fecha de entrega límite: 11/11


Para contrastar con los textos realistas que leímos, vamos a leer un cuento fantástico de uno de los autores más importantes de Argentina, Julio Cortázar.

Podés leer el cuento en el siguiente enlace:

https://ciudadseva.com/texto/la-isla-a-mediodia/

Una definición simple de un relato fantástico nos habla de una narración que presenta una situación realista, un ambiente familiar, en donde irrumpe algo inexplicable respecto de las leyes físicas y lógicas que rigen nuestro mundo, es decir, un hecho sobrenatural.

En los cuentos de este autor se suele repetir como evento sobrenatural el desdoblamiento del sujeto, es decir, un sujeto que vive dos realidades o pasa de una realidad a la otra. Este desdoblamiento podemos encontrarlo en Marini, el personaje principal del cuento.

 

Después de leer el cuento, respondé, desarrollando cada una de las respuestas:


1.                  ¿Cómo era el estilo de vida del asistente de vuelo Marini?

2.                  ¿Cómo conoció la isla y qué averiguó sobre ella?

3.                  Marini planea ir de vacaciones a la isla. De una línea a la otra, el personaje pasa de proyectar el viaje a estar en la isla. Identificá la línea o las palabras donde se produce ese pasaje del sujeto que proyecta el viaje al sujeto que ya está viajando.

4.                  ¿Qué hizo Marini apenas llegó a la isla?

5.                  ¿Cuál sería el hecho sobrenatural que se produce en el final?

6.                  A pesar de que tenía una vida muy independiente, Marini tenía su propia “utopía de libertad”, asociada con la isla. Es decir, soñaba con un tipo de vida donde se sintiera absolutamente pleno y libre.

¿Cuál sería tu utopía de libertad? Escribí un texto, de al menos 250 palabras, donde expliques cómo sería el estilo de vida ideal que te haría sentir totalmente libre. Recordá que es una utopía y, por lo tanto, es inalcanzable.

                             


miércoles, 14 de octubre de 2020

"M´hijo el dotor", de Florencio Sánchez (Acto 3) Cens 34 y Cens 36

 Trabajo práctico de Literatura 3º año Cens

Tema: Obra de teatro realista

 Fecha de entrega límite: 28/10

Vamos a terminar la lectura de la obra de teatro. El tercer acto está disponible en el siguiente link:

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/mhijo-el-dotor--0/html/ff0c514c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_4.html#I_7_

Luego de la lectura, responderán las siguientes preguntas:

1. Aquí aparece un nuevo personaje, Mamá Rita. ¿Qué rol cumple? ¿En qué se diferencia su forma de hablar de la del resto de los personajes? ¿Por qué Jesusa se enoja con ella?

2. ¿Qué le pide Mariquita a su hijo y por qué? ¿Julio acepta?

3. En la Escena VI Julio hace un monólogo. ¿Qué cosa lo atormenta? ¿A qué conclusión llega?

4. ¿Para qué habla Eloy con Julio? ¿Cómo reacciona este último ante los dichos de Eloy?

5. ¿Qué planteo le hace Jesusa a Julio, luego de que ambos vieran a Olegario en su lecho de muerte?

6. ¿Cómo interpretás el final? Desarrollá tu interpretación en al menos 100 palabras.




lunes, 28 de septiembre de 2020

"M´hijo el dotor", de Florencio Sánchez - Acto II (Para 3º año Cens 34 y Cens 36)

 

Trabajo práctico de Literatura 3º año Cens

Tema: Obra de teatro realista

 Fecha de entrega límite: 14/10

Vamos a continuar la lectura de la obra de teatro. El segundo acto está disponible en el siguiente link:

 http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/mhijo-el-dotor--0/html/ff0c514c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html#I_4_

Luego de la lectura, respondé:

1.       En este acto los personajes están en la ciudad de Montevideo. ¿Por qué se han trasladado hasta allí?

2.       Al comienzo, Jesusa está tratando de escribir una carta para Julio. Mientras lo hace, reflexiona sobre el proceder de los hombres. Explicá qué piensa al respecto.

3.       ¿Qué revela Sara en la visita que les hace junto a su madre?

4.       Esa revelación hace cambiar el pensamiento de Jesusa sobre los sentimientos de Julio, tal como lo expresa en la escena IV. ¿Qué revela ella en ese monólogo?

5.       ¿Cómo toma Julio la noticia de Jesusa? ¿Cuál es la reacción de Olegario ante esta misma noticia?

6.       En este acto, Olegario y Julio expresan sus diferentes posturas acerca del matrimonio. ¿Qué piensa cada uno al respecto?

7.       Aquí se ve claramente la diferencia en los niveles de lengua entre los personajes. Por ejemplo, Julio utiliza una expresión en latín. ¿Cuál es esa expresión? ¿Qué significa?

8.       Al final, Jesusa dice que es ella la que no quiere casarse. ¿Por qué creés que toma esa decisión?



 
 


lunes, 14 de septiembre de 2020

"M'´hijo el dotor", de Florencio Sánchez (Para Literatura Cens 34 y Cens 36)

 Trabajo práctico de Literatura 3º año Cens

Tema: Obra de teatro realista

 Fecha de entrega límite: 30/9

Vamos a comenzar la lectura de la obra de teatro, que pueden encontrar completa en el siguiente link:

 http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/mhijo-el-dotor--0/html/

Yo les transcribiré aquí solamente el primer acto, que es lo que veremos en nuestro encuentro del 22 (Cens 36) y 23 (Cens 34). 

(Por mail y por invitación recibirán el link para las clases virtuales de la semana próxima.)

Después de la lectura, responderán unas preguntas que encontrarán al final. 

Recuerden que en clase leeremos este acto y, si quieren, pueden leerlo antes para comprender mejor el texto.

M'hijo el dotor

Florencio Sánchez


PERSONAJES
 


 

DOÑA MARIQUITA.

JESUSA.

SARA.

MISIA ADELAIDA.

MAMA RITA.

DON OLEGARIO.

JULIO.

DON ELOY.

UN GURÍ.

 

La acción:  Primer y tercer actos en una estancia de la República Oriental del Uruguay. 

 Segundo acto en Montevideo. Época actual. Derecha e izquierda las del actor.

 

Acto I

 

En el patio de una estancia. Un ángulo de edificio viejo, tipo colonial, corroído por el tiempo -una puerta a la izquierda y dos al foro- al centro en segundo plano, un copioso árbol, y rodeando su tronco, una pajarera con pájaros. Verja a la derecha con un espacio franqueable entre dos pilares.

 

 

Escena I

 

El GURÍDOÑA MARIQUITA y DON OLEGARIO.

 

GURÍ.-   (Chillando.)  ¡Señora!... ¡Madrina!... Ahí ha venido el hijo de doña Brígida la puestera en la yegua picaza y dice que si le empriesta el palote de amasar porque va a hacer pasteles hoy...

MARIQUITA.-   (Asomándose a una de las puertas del foro.)  ¿Te querés callar, condenao? ¿No ves que vas a despertar a m'hijo el dotor?...  (Desaparece.) 

GURÍ.-  ¡Es que el muchacho viene apurao, porque tiene que dir también a la pulpería!... ¡Ah!... y dice que si le da permiso p'atar la descornada vieja, porque va a precisar más leche... ¿Qué le digo?...

MARIQUITA.-   (Sale precipitadamente y lo toma por el cuello, zamarreándolo.)  ¡Acabarás de cacarear, maldito!...

GURÍ.-  ¡Ay!... ¡ay!... ¡No me pellizque! ¡Sí yo no he hecho nada!...

MARIQUITA.-   (Sin soltarlo.)  ¡Te viá enseñar!... ¡Trompudo!... ¡Mal criao!...

OLEGARIO.-   (Sale calmosamente e interviene.) ¡Dejá esa pobre criatura!... ¡Parece mentira!... ¿Qué te ha hecho?...  (Al GURÍ.)  ¡Camine usted a cebarme mate!...

MARIQUITA.-  ¡Es que todos los días sucede lo mismo... Este canalla sabe que Julio está durmiendo y se pone a berrear como un condenao!... ¡Y lo hace de gusto!...

GURÍ.-   (Compungido.)  ¡No, señor!... ¡Es que no me acordaba!...

OLEGARIO.-   (Al GURÍ.) ¡Camine a cebarme el mate, le he dicho!...  (Se va el GURÍ.)  ¡Qué ha de hacerlo de gusto el pobre tape! Bien sabés vos que es gritón por naturaleza...  (Afectuoso.)  ¿Es que se ha levantao hoy mi vieja con el naranjo torcido?

MARIQUITA.-   (Brusca.) ¡Me he levantao como he levantao! Pero vos con defender y darle confianza al chinito ése, lo estás echando a perder.

OLEGARIO.-  ¡Vamos, vieja, no se enoje!... ¡Caramba!... Vaya, traiga su sillón y su sillita baja  

(MARIQUITA vase y vuelve con los pedidos cuando se indica.)

  y nos pondremos a tomar el mate tranquilos. ¡Qué diantres! Está muy linda la mañanita pa ponerle cara fea. Espere, comadre, le va'yudar.

 

(MARIQUITA alcanza un sillón de hamaca y sale con una silla baja y avíos de costura, quedándose de pie. Ambos toman asiento. El GURÍ aparece con el mate que alcanza a OLEGARIO.)

 

OLEGARIO.-   (A MARIQUITA.)  ¿Gusta servirse?

MARIQUITA.-   (Ceremoniosa.)  ¡Está en buena mano!...

OLEGARIO.-   (Jovial.)  ¿Me desaira, moza?... ¡No puede ser!... ¡Vamos, aunque sea un chuponcito!... No ponga esa cara de mala que nadie le va a creer. ¡Sabemos que es güenaza!... ¡Sí, viejita, aunque más no sea!... ¿Se acuerda? Antes no era así... ¡no me hacía esos desaires! Voy a pensar que está muy vieja... ¡Vamos, un chuponcito!...

MARIQUITA.-  ¡Jesús, Olegario!... ¡Te has levantao con ganas de amolar la paciencia!... ¡No quiero mate!...  

(Viendo al GURÍ que ríe solapadamente.)

  ¿De qué te reís vos?...  (A OLEGARIO.)  ¡Ahí tenés lo que has conseguido!... ¡Que hasta los mocosos se ríen de una!...

OLEGARIO.-  ¡Vos te reís de tu madrina, canalla!... ¡ya! ¡ponete serio!...  

(GURÍ sigue riendo.)

  ¡Serio!  (Ídem.)  ¡Serio, he dicho!... ¡mirá que te pego!...

MARIQUITA.-  ¡Basta, hombre!...   (Al GURÍ.)  ¡Ya, fuera de acá!...  

(El GURÍ se aleja riendo a todo trapo.)

  ¡Así me ha de respetar esa chusma si los que deben dar el ejemplo lo hacen tan mal!... ¡La culpa la tengo yo de permitir esas cosas!...  (Mete precipitada las costuras en el costurero y se pincha la mano.) ¡Ay, demonios!  (Se chupa el dedo y arroja el costurero con estrépito al suelo.)  ¡Jesusa!... ¡Jesusa!... ¡Jesusa!...

OLEGARIO.-  ¡Chist!... ¡Chist!... ¡Callate, mujer!... ¡no ves que vas a despertar a m'hijo el dotor!...

MARIQUITA.-    (Con rabia, dejándose caer sobre una silla.)  ¡Un cuerno!...

 

Escena II

                                             Dichos y JESUSA.

 

JESUSA.-  ¡Mande, madrina!...

MARIQUITA.-  ¿Dónde te habías metido?

JESUSA.-  Estaba en el corral curando al ternero de la reyuna... ¡Pobrecito!... Esa loca de la colorada que desterneramos el otro día, no quiere salirse del corral y se ha puesto tan celosa... extraña al hijo, ¿verdad?... que cuando ve otro ternerito, lo atropella. Al de la reyuna le ha dado una cornada al lado de la paleta, ¡tremenda!... yo le pongo todos los días ese remedio con olor al alquitrán para que no se le paren las moscas; ¿hago bien, padrino?

OLEGARIO.-  ¡Sí, m'hijita!... ¡Hay que cuidar los intereses!...

MARIQUITA.-  ¡Buenos intereses!... Por jugar lo hace. Todo el día lo mismo; cuando no es un ternero es un chingolo que tiene la pata rota y se la entablilla como si fuera una persona; cuando no los guachitos, toda una majada criada en las casas con mamadera, y mientras tanto, las camas destendidas hasta medio día y los cuartos sin barrer!...

JESUSA.-  ¡Pero, madrina!...

OLEGARIO.-  ¡Ave María, mujer!. ¡ni que tenga güen corazón le querés permitir a la muchacha!...

MARIQUITA.-  No digo eso. Pero por cuidar animales, ni se ha acordao de hacerle el chocolate a Julio... ¡Ahora nomás se levanta y no tiene nada con que desayunarse!...

OLEGARIO.-  ¡Qué lástima!... ¡El príncipe no podrá pasar sin el chocolate!... ¡Jesús!...

MARIQUITA.-  ¡Claro! ¡Si está acostumbrao! ¡Vos sabés que en la ciudá!...

OLEGARIO.-  ¡Qué se ha de tomar chocolate en la ciudá!... ¡Gracias que lo prueben como nosotros en los bautizos y en los velorios!... ¡Le llamarán chocolate al café con leche!... ¡Venir a darse corte al campo, a desayunarse con chocolate aquí, es una botaratada!...

JESUSA.-  ¡Pero madrina! Si Robustiano...

MARIQUITA.-   (Corrigiéndola.) Julio.

JESUSA.-  Julio me ha dicho...

OLEGARIO.-  ¡Ah!... ¡No me acordaba! ¡Un mozo que sa mudao hasta el nombre para que no le tomen olor a campero, hace bien en tomar chocolate!...

MARIQUITA.-  No seas malo, Olegario; vos sabés que él llevaba los dos nombres: Robustiano y Julio... ahora se firma Julio R...

OLEGARIO.-  ¡Sí, sí, sí!...

JESUSA.-  Este... quería decir que Julio me ha prevenido que no le gusta el chocolate; que si teníamos empeño en indigestarlo con esa porquería. Él prefiere un churrasco o un mate...

MARIQUITA.-   ¿Lo oís, Olegario?...

OLEGARIO.-  ¿Lo oís, Mariquita?... Vos que estabas rezongando por el chocolate.

MARIQUITA.-  ¡Y vos que decías que nada quería saber con las cosas del campo!... ya lo ves... come churrasco...

 

Escena III

                                             Dichos y el GURÍ.

 

GURÍ.-  ¡Padrino!... ahí llega David con la tropilla e'la picaza. Las yeguas vienen disparando. ¿Quiere que monte su lobuno y le ayude?...

OLEGARIO.-   ¿Y quién ha mandao echar esa tropilla?, ¿no he dicho que no me la traigan al corral?

GURÍ.-  El niño Julio dijo que quería ensillar hoy el pangaré viejo pa dir a la pulpería...

OLEGARIO.-  ¡Eso es!... ¡El niño, Julio!... ¡Caminá! Saltá en pelo y ayudale...  (Vase GURÍ.)  y entren despacio, no sea que se me estropee algún animal... ¡El niño Julio!... ¡El niño Julio!... ¡No hace más que jeringar la pacencia!... ¡Haciéndome sudar las yeguas a mediodía!... ¡Claro!... ¡Como al niño Julio no le cuesta criarlas, deja que se maltraten los animales!... ¡El niño Julio!...

 

(JESUSA se pone a limpiar la pajarera.)

 

MARIQUITA.-  ¡Pero Olegario! ¿Qué te ha hecho el pobre muchacho pa que le estés tomando tanta inquina?... ¡Parece que no fuera tu hijo!... ¡Todo el día rezongando! ¡Todo el día hablando mal de él!... ¡Tras que apenas lo vemos un mes al año!...

OLEGARIO.-  ¡Más valiera que se quedara allá!... ¡Sí ha de venir a avergonzarse de sus padres, a mostrarnos la mala educación que apriende en el pueblo!...

JESUSA.-  Padrino, ¿en qué lo avergüenza? Julio tiene otras costumbres... en la ciudad se vive de otra manera... pero por eso no ha dejado de querernos...

OLEGARIO.-  ¡Sí!... A las malas mañas le llaman ahora costumbres... Viene a mirarnos por encima del hombro, a tratarnos como si fuera más que uno, a reírse en mis barbas de lo que digo y de lo que hago, como si fuera yo quien debe respetarlo y no él quien... Y cuando se le dice algo empieza a inventar historias... ¿Lo han visto anoche?... El niño no quiere que lo reten y botaratea con qué es muy dueño de sus acciones... ¡La figura del mocoso!... ¡Había de ser yo el que le contestara así a mi padre!... ¡El ruido de mis muelas por el suelo!... Me acuerdo de una ocasión en que el finao Juan Antonio, mi hermano menor, se permitió decirle a tata que ya era muy grande pa que lo retara... ¡Ahí no más se le fue encima el vicio y si no se lo sacamos de entre las manos, lo desmaya a azotes!... ¡Sin embargo ya ven cómo me trata el niño Julio!... ¡En cuanto le observo algo, se ríe y se pone a discutirme con un airecito y una sonrisita!... ¡Como si me tuviera lástima!...

MARIQUITA.-  ¡Jesús, qué idea!.

OLEGARIO.-  ¡Sí... sí!... Como sí me tuviera lástima, como si fuera algo más que yo... como diciéndome: ¿qué sabés vos de estas cosas, viejo desgraciao?... ¡Hijo el páis!... ¡Por ustedes no le bajao los dientes ya!... ¡Pero ande irá el güey que no are!... Voy sabiendo algunas cosas de su conducta en el pueblo, y sí se comprueban, ¡pobre de él! ¡Te aseguro que las va a pagar todas juntas!...

MARIQUITA.-  ¡Todo eso que estás diciendo son ideas tuyas y chismes del galleguete pulpero!... El muchacho es güeno, nos quiere. Lo que hay es que tiene otra educación. Si fuera un campero como nosotros, no estaría pa ser dotor...

OLEGARIO.-  Pero tendría mayor respeto a sus padres...

MARIQUITA.-  ¿Pa qué lo mandamos a estudiar, entonces?...

OLEGARIO.-  ¡Callate, Marica; hacé el favor!  (Interrumpiéndose y accionando hacia la derecha.)  ¡Eso! ¡Eso! ¡Muy bonito!... ¡Diviértanse, muchachos!... Estropeen no más la caballada... ¡No han de ser ustedes los que sufran!... ¡Animal!... ¡por ahí no!... ¡torneá despacio esa yegua!... ¡no la castigues!... ¡Ah, ladrones!... ¡ya dejaron dir la tropilla!... ¡Canallas!... ¡Burros!... ¡Ahí voy yo!...  (Vase vociferando.) 

 

 

Escena IV

 

JESUSA y MARIQUITA.

 

 

JESUSA.-   (Soplando un comedero de la jaula.)  ¿Por qué será, madrina, que le está tomando tanta rabia a Julio? ¡Tan bueno que es padrino, tanto que lo quiere!...

MARIQUITA.-  ¡Qué sé yo!... ¡Estoy muy disgustada! Debe ser la enfermedá... Desde que le empezaron a dar esas sofocaciones, se ha puesto muy lunático y por cualquier cosa se enoja... Bueno; ¡Julio tiene un poquito de culpa! ¡A los padres nos da rabia que los hijos nos traten como a iguales! Anoche ha cruzado la pierna y se ha puesto después a palmearlo al viejo cuando lo reprendía... Eso a cualquiera lo fastidia... Vos debías decirle, ¿sabés?... que no haga eso...

JESUSA.-  ¿Pero qué tenía de malo?... Me parece que esos modales son más cariñosos... Y Julio lo dice: ¿por qué ha de tratar uno a su padre con menos confianza que a un extraño, que a un amigo?

MARIQUITA.-  ¡Qué querés, hijita!... A él le parece una falta de respeto...

JESUSA.-  Vea, madrina. He pensado que entre Julio y yo lo podríamos amansar... ¿Quiere que haga la prueba?... Bueno: en cuanto lo vea de mal humor, le salto encima, le tiro la barba, lo palmeo... ¡Así!... ¡así!... ¡Va a ver!... (Extremosa.)  ¡Buen día, padrinito!... ¿le duele la cabeza, padrinito?... y lo beso y lo estrujo bastante...  (Vuelca el alpiste sobre doña MARIQUITA.) 

MARIQUITA.-  ¡Muchacha!... ¡Cómo me has puesto!...

JESUSA.-  ¡Ah! ¡Disculpe, padrinito!... ¡Perdone, padrinito!... ¡Un beso! ¡Otro!... ¡Otro beso!...

MARIQUITA.-   (Riendo.) ¡Y te llevas un moquete por fastidiosa!

JESUSA.-   (Con afectada ingenuidad.) ¿Y qué?... ¿No se manosea a los caballos para que se acostumbren a no patear? ¡Con los cristianos ha de ser más fácil!...

MARIQUITA.-  Aunque sea mala la comparación, ¿eh?

JESUSA.-  ¡Ja, ja, ja!... Lo verá. Si Julio hace otro tanto, lo volvemos loco al viejo a fuerza de cariños...

 

 

Escena V

 

Dichos y DON ELOY.

 

ELOY.-  ¡Ave María!...  (Entrando.) 

MARIQUITA.-  ¡Caramba, don Eloy!... ¿Cómo le va?... ¡tanto bueno!... Bien dicen que en esta casa no hay perros para usted... Lo dejan arrimar callaos... Muchacha, traele, traele una silla y mandá cebar un matecito...

ELOY.-  ¡No se molesten!. ¿Cómo está, Jesusa?...

JESUSA.-  Bien, ¿y usted? (Vase y vuelve rápida con la silla.) 

ELOY.-  No pregunto por don Olegario porque acabo de estar con él en el corral... Y... ¿qué tal?...

MARIQUITA.-  Ya lo ve, don Eloy... ¿y usted?

ELOY.-  Como siempre... Ya sé que lo tienen por acá a Julio; la felicito, señora.

MARIQUITA.-  Gracias.

ELOY.-  ¿Y usted, Jesusa? ¿Ha descansado ya?.

JESUSA.-  ¿De qué?

ELOY.-  Del baile del otro día.

JESUSA.-  ¡Ave María, don Eloy! ¡Miren de lo que ha venido a acordarse! ¡Hace quince días del baile!

ELOY.-    (Intencionado.)  ¡Tan pronto lo ha olvidado!...

JESUSA.-  No; no digo eso. Es que he tenido tiempo de sobra para descansar... ¡No he bailado tanto!

ELOY.-  Las emociones, sin embargo...

MARIQUITA.-   ¡Ah, sí... ¿Ha andado de conquista la pícara?... Figúrese que me contó que casi toda la noche había bailado con usted...

ELOY.-   Lo que no quiere decir que yo...

JESUSA.-   ¡Madrina! ¿No lo esperaba a don Eloy para hacerle los encargues?

MARIQUITA.-  ¡Cierto es!. Como han recibido el surtido, quería pedirle las muestras de algún generito de fantasía, que no fuera muy ordinario para hacerle un vestido a Jesusa y alguna sarasa cubierta como para mí... Además tengo una listita de cosas de almacén que voy enseguida a traerle.  (Se levanta.)  No crea que es por echarlo que ando tan pronto.

ELOY.-  ¡Oh, señora!...

MARIQUITA.-  ¡Es que tengo tan mala memoria! (Vase.) 

JESUSA.-   (Inquieta, poniéndose de pie.) Vea, madrina, la lista está sobre la máquina, ahí no más junto a la puerta...

 

 

Escena VI

 

ELOY y JESUSA.

 

ELOY.-  ¿Y Jesusa?... ¿Lo ha pensado?...

JESUSA.-  ¿Qué?...

ELOY.-   La contestación. Vengo a saberla antes de irme a la ciudad. De su respuesta depende que liaga todos los aprontes...

JESUSA.-  Pero, ¿qué aprontes?...

ELOY.-  No se haga la desentendida. Dígalo... ¡Sí o no!... Me quiere o no me quiere...

JESUSA.-   (Mirando en rededor ansiosamente como en demanda de socorro.)  Pero...

ELOY.-  Vamos. Acabe con esta duda. Cuesta poco. ¡Sí o no!...

JESUSA.-   (Ídem.) Este... madrina... ¿no encuentra el apunte?...

 

 

Escena VII

 

Dichos y MARIQUITA; luego OLEGARIO.

 

MARIQUITA.-  Sí, hija; aquí lo tengo.  (Gesto de fastidio.)  Aquí está:  (Leyendo.)  Galleta, galleta de la buena, ¿eh?  

(Risa contenida de JESUSA que va a ocultarse detrás de la pajarera.)

  kerosene, velas, arroz, alfileres, garbanzos...

ELOY.-  ¡Sí, sí!... Deme ese apunte...  (Busca a JESUSA con la mirada.)  Diga, señora, ¿tendría a mano la libreta? ¡Si quisiera traérmela!...

MARIQUITA.-  ¿Cómo no?,

JESUSA.-   (Rápidamente.) ¡No se incomode! yo la traigo.  (Vase corriendo.) 

MARIQUITA.-  Siéntese, don Eloy... ¿Qué tal? ¿Cuándo piensa bajar a la ciudá?...

ELOY.-  ¡Tal vez pronto!... Depende... ¡hem! ¡hem! Depende de cierto asunto... ¡vea!... se lo voy a decir con franqueza... No sé si usted habrá notado que Jesusa...

JESUSA.-   (Saliendo.)  La libreta. Sírvase don Eloy.

MARIQUITA.-  Llegás a tiempo. Don Eloy empezaba a hablar de ti...

ELOY.-  Y me felicito de que pueda continuar en su presencia la conversación, pues nos interesa a todos...

JESUSA.-   (Mueca.) ¡Ah, no!... Yo me voy...

ELOY.-  ¡Por favor, Jesusa! ¡No me haga ese desaire!...

JESUSA.-   ¡No, no, no!... ¡Me voy!

OLEGARIO.-   (Desde adentro.) ¡Jesusa!. Alcanzame una palangana de agua...

JESUSA.-  ¡Gracias a Dios!  (Vase.) 

OLEGARIO.-   (Saliendo.) ¿No ha desensillao?. ¿Piensa marcharse con la resolana?... Son conocidos ustedes los extranjis por la costumbre de viajar a la siesta, son como chicharras pal'sol...  

(JESUSA le presenta la palangana.)

  Me he puesto a la miseria por desvasar al rosillo viejo que estaba al imposible de las patas!...  (Lavándose.) 

ELOY.-  ¡Ah, sí!...

OLEGARIO.-   Estos peones son unos dejaos y si uno no anda en todo...

ELOY.-  El ojo del amo engorda el caballo.

OLEGARIO.-  Hay razón, amigo... Gracias m'hija...  (Secándose.)  Diga, don Eloy, ¿no vino correspondencia pa mí?...

ELOY.-  Es verdad, me había olvidado. Tengo una carta de su compadre según el sobre, y varios diarios...  (Le entrega la correspondencia.) 

OLEGARIO.-  ¡Gracias a Dios!... ¡Estaba aguardando esta carta!.. ¿Y Julio se ha levantao?...

MARIQUITA.-   (Vacilante.)  Este, ¿Julio?... ¡Sí! ¡Sí!; ya se levantó!... Por ahí anda...

OLEGARIO.-  Bien. Iremos con don Eloy a su pieza. Quiero que me haga la cuentita aquella de los novillos...

ELOY.-  ¡Con mucho gusto!

 

(OLEGARIO se encamina hacia la izquierda, don ELOY lo sigue.)

 

MARIQUITA.-  ¡No, Olegario!. Pasen mejor a la sala... ¡Jesusa! ¡Poneles un tintero allí!. La pieza de Julio está todavía sin arreglar y no es propio.

OLEGARIO.-   ¡Ah, sí!... ¡sin arreglar! ¡sin arreglar!... ¡Hum... tá güeno!...

 

(Vase con ELOY por la puerta del foro derecha precedido por JESUSA.)

 

 

 

Escena VIII

 

MARIQUITA, después JESUSA.

 

MARIQUITA.-   (Llamando a la puerta izquierda.) ¡Julio! ¡Julio!... ¡Son cerca de las once ya!... ¡Levantate, pues!... ¡Ah, sí!... ¿Te estás vistiendo?.. Bueno, voy a prepararte el churrasco... ¡Sí!... ¡Sí!, ¿jugoso?... ¡voy corriendo!...

JESUSA.-  Madrina... ¿lo despertó?

MARIQUITA.-  Sí, m'hija.  (Vase derecha.) 

JESUSA.-   (Al enfrentar la pajarera.)  ¡Ay, Jesús! ¡Lo que he hecho!... ¡Les he dejado la puerta abierta!... ¡Ay!.. ¡se ha escapado el tordo!... ¡Pipí!... ¡pipí!... ¡Qué lástima!... ¡Pipí!... ¡pipí!... ¡No debe estar muy lejos!... ¡Qué sinvergüenza!... ¡Después de tanto que lo he cuidado!... La verdad es que yo también me he escapado de una buena... Este don Eloy se empeña en que le haga caso... y yo tan sonsa le di esperanzas!... ¡Pipí!... ¡pipí!... ¡Ah, pícaro! ¿Estás ahí?... ¡Ahora verás!... ¡Canalla!... Si te agarro te pongo por tres días en una jaula aparte para que aprendas... Pero ¿cómo lo agarro?... Si tuviera... ¡Ah! (Toma un comedero y se empina hacia una rama.)  ¡Pipí!... ¡Sonzo!... ¡Quedate quieto!... ¡Ay, mi Dios!... ¡Qué alto se ha ido! ¡Pillo! ¡Ingrato!... ¡Malo!... Ah, ya verás!

 

(Toma una silla y la aproxima con cautela. JULIO se asoma y contempla la escena.)

  

¡Aparatero!... ¡Mírenlo al muy sinvergüenza guiñándome el ojo!... No, no pienso cazarte. ¡Te abandono! Puedes irte a vaguear con los otros pájaros... a que te coman los balcones a picotazos, que por mi parte... ¿Qué, no lo crees?... ¡Pues por eso mismo!...  (Va a trepar y desciende.)  ¡Ay! ¡Voló otra vez!... Si vuelves a saltar, tomo la escopeta y... Te asustaste, ¿eh?... vamos, ¡quietito!... ¡No seas malo!...

 

(Se trepa, JULIO va aproximándose en puntas de pie.)

  

¡Pipí!... ¡Pipí!... ¡Uy!... ¡Qué cerquita!... ¡Ya lo tengo!...

 

(JULIO se apoya en el respaldo de la silla.)

  

¡Jesús!...

 

(Gritito azorado y cae en brazos de JULIO que la besa en la boca.)

  

¡Tonto!... ¡Lo hiciste escapar!, ¡míralo!, míralo... ¡Se va por encima de la casa!... Malo.

JULIO.-  Estabas adorable, criatura, y no pude contenerme...  (Efusivo, estrechándola.) ¡Te quiero!...

JESUSA.-   (Apartándose.)  ¡Dios!... Si nos vieran... Están ahí... en la sala con don Eloy...

JULIO.-  ¡Ah!... ¿Está tu novio?... ¿Ha venido a pedirte?...

JESUSA.-  ¡No sé!... Tal vez. ¡He pasado por unas apreturas!... Se había empeñado en que lo desengañara de una vez y yo...

JULIO.-  ¿Y tú?

JESUSA.-  ¡Me daba vergüenza decirle que no!...

JULIO.-  Le hubieras dicho que sí.

JESUSA.-  ¡Pavo!

JULIO.-  ¡Ricura!  (La estrecha.) 

JESUSA.-   (Deshaciéndose.)  ¡No, Julio! ¡Nos verán!. ¡Déjame!. Luego...

JULIO.-  ¡Tonta!...  (La besa.) 

MARIQUITA.-   (De adentro.) ¡Jesusa! ¡Llamá a Julio!...

JESUSA.-  ¿Lo ves?... ¡Casi nos ha sorprendido!... Vamos...

JULIO.-  La verdad. Si llega la voz de mamá un poco antes, se pone colorada de rubor!...  (Con ternura amagándole un abrazo.)  ¡Tontita mía!...

 

(JESUSA esquiva el abrazo y vanse derecha.)

 

 

 

Escena IX

 

OLEGARIO y ELOY.

 

ELOY.-  ¡Pierda cuidado!... Se hará como usted dice.

OLEGARIO.-  ¡Ah!... En cuanto al asunto de Julio le ruego mucha reserva... ¡usted comprenderá que es una vergüenza!

ELOY.-  Quede tranquilo, señor...

OLEGARIO.-  ¡Ese pícaro!... ¡Comprometer mi buen nombre!... ¡Ya se entenderá conmigo!...

ELOY.-  ¡Oh, no!... El asunto está arreglado y supongo que no le dará mayor importancia!..

OLEGARIO.-  Es cuestión mía... ¡Sé lo que debo hacer!... En cuanto al asunto de la muchacha, cuente con mi apoyo... ¡téngalo por hecho!...

ELOY.-  Gracias. Conque... hasta la vista, ¿no?.

 

 

Escena X

 

Dichos; MARIQUITA, luego JULIO.

 

MARIQUITA.-  ¿Cómo?... ¿Que se va?... ¿No se queda a almorzar, don Eloy?

ELOY.-  Tengo que hacer... ¡muchas gracias!...

MARIQUITA.-  ¡Caramba!... Creo que Julio deseaba hablar con usted... Voy a llamarlo... ¡Julio!

JULIO.-   (Entrando.)  ¿Qué hay? ¡Aquí está Julio!... ¡Buen día, viejo!...  (OLEGARIO no responde.)  ¿Qué tal don Eloy?... Sabía que andaba por acá... ¿Está bueno? Precisamente me disponía a hacerle una visita esta tarde para hablarle del negocio aquel... ¿Se va? Lo acompañaré hasta el portón. No me atrevo a hacer el viaje con este sol...   (A OLEGARIO, con familiaridad afectuosa.)  ¿Y usted viejo?... ¿Ha pasado mala noche?... No muy buena, ¿verdad? ¡Lo noto de mal semblante!...  (Palmeándolo.)  ¡Hay que cuidarse, amigo!... ¡hay que cuidarse!.. Cuando se llega a cierta edad, los achaques reverdecen!...

OLEGARIO.-   (Intencionado.) Seguro que no has de ser vos quien me cure...

JULIO.-  ¡Naturalmente! ¡Como que no estudio medicina!... Y... ¿nos vamos, don Eloy?...  

(ELOY se despide.)

  ¡Hasta luego, viejo!. ¡Adiós, viejita!... Vuelvo enseguida...  

(Vanse.)

 

 

 

Escena XI

 

OLEGARIO y MARIQUITA.

 

OLEGARIO.-    (Siguiendo a JULIO con la mirada.) ¡Anda no más, pícaro!... ¡Anda no más!. ¡No sabés el chasco que te espera!... ¡Canalla!... ¡Farsante!... ¡Dotor en trampas!...

MARIQUITA.-   (Alarmada.)  ¿Qué es eso, Olegario... ¿Qué pasa?... ¿Por qué te pones así? ¡Por Dios!...

OLEGARIO.-  ¡Farsante!... ¡Bellaco!...   (A MARIQUITA.)  ¡Métete ahora a defenderlo!...

MARIQUITA.-  ¡Virgen santa! ¿Qué ha hecho ese pobre muchacho?... ¡Habla, pues!...

OLEGARIO.-  ¡Nada!... ¡Sonceras!... Ha sacao plata del Banco con la firma de don Eloy y ha dejado protestar el documento!...

MARIQUITA.-  ¿Y qué es eso?... ¡Me parece una pavada!

OLEGARIO.-  ¿Una pavada, deshonrar su nombre y el mío? ¿Una pavada hacer deudas cuando no se tiene con qué responder?... ¡Infeliz!... ¡Qué sabés vos de estas cosas!...? ¡Eso es una estafa!... ¡Canalla!... Tantos desvelos gastados para recibir después el pago de la vaca en el pantano!...

MARIQUITA.-   (Lagrimosa.)  Pero... vos podés pagarle a don Eloy, tenés con qué... lo habrás hecho... ¡de manera!...

OLEGARIO.-  ¡Sí!... ¿Y la vergüenza? Le he pagao ya; pero, ¿quién nos quita de encima esa mancha?

MARIQUITA.-  Desde que se paga, no hay mancha... El pobre muchacho, tal vez necesitado, habrá tenido vergüenza de pedirte...

OLEGARIO.-  ¡Ese no conoce la vergüenza!... ¿No ves los modales y la insolencia con que nos trata? ¿Qué prueba eso? Que es un libertino, un calavera, un perdido... ¡Ah!... todavía he de saber más. Le he hecho escribir a mi compadre Rodríguez y aquí tengo la contestación... ¡Jesusa!  (Llamando.) 

 

                                                        Escena XII


 

JESUSA.-  ¿Llamaba, padrino?

OLEGARIO.-  Sí, m'hija. Léenos esta carta.  

(Tomando asiento, colocándose JESUSA entre ambos en la silla baja.)

 

JESUSA.-   (Leyendo.)  «Mi estimado compadre y amigo: El objeto de esta es contestar su apreciada carta de fecha 3 del que luce, deseando que al recibo de la presente se halle Vd. en compañía de los suyos gozando de la misma salud con que a Dios gracias, por acá lo vamos pasando. Con respecto a los datos que me pide al relativo de su hijo, mi ahijado, paso a decirle, que el muchacho no ha andado muy bien de conducta en estos últimos tiempos. Por mi parte no he dejado de cumplir los deberes del sacramento y de la amistad, dándole consejos; pero usted sabe que los hijos de hoy nos van perdiendo el respeto y se creen muy en sí mismos. El muchacho no es malo en su fondo.

MARIQUITA.-  ¡Lo ves, Olegario!...

OLEGARIO.-   ¡Seguí leyendo!

JESUSA.-  El muchacho no es malo en el fondo, pero es muy irrespetuoso y algo botarate. Estudiar, estudia, pues tiene buenas clasificaciones y los diarios hablan de él, pero se le han metido en el cuerpo unas ideas descabelladas y hasta creo que le da por ser medio anarquista o socialista y no cree en Dios. Además...

OLEGARIO.-  ¿Eh? ¿Qué te parece el mocito? ¿Qué te parece?...

 

(JESUSA sigue leyendo.)

 

JESUSA.-  En la cuestión de plata siempre anda galgueando por pesos. Para decirle la verdad, le he adelantado cuatro meses de pensión. No sé lo que hará con el dinero; debe tener malas compañías. En cuanto a lo que me pregunta de la casa Rodríguez, Chaves y Cía., me informan que no entregó todo el importe de los novillos, dejando un vale de 300 pesos...

OLEGARIO.-  ¡Lindo! ¡Lindo!... ¡Qué hijo, señor, qué hijo!... ¡Seguí no más!

JESUSA.-  ...de 300 pesos. Yo, compadre, le doy estos datos para que esté al tanto y no lo tome desprevenido algún pechazo fuerte de Julio, que espero le hará, porque me lo ha dicho, y el muchacho no ha de dejar manchar su nombre, y para que le aplique de paso una buena capina que le vendrá bien porque está en la edad buena para sentar el juicio...

OLEGARIO.-  ¿Una capina?... ¡Hum!...

JESUSA.-  El mozo no es malo, como le digo y tan lo creo así, que veo que le anda arrastrando el ala a Sara, m'hija segunda...  (Se interrumpe y lee ansiosa para sí.) 

MARIQUITA.-  ¿No entendés?

JESUSA.-   (Con voz entrecortada y casi sollozante.)  ...que le anda... arras... trando... el ala a... Sara... m'hija segunda... y yo... y yo... ¡Ay, Dios mío!.  (Deja caer la cabeza sobre las rodillas y solloza.) 

OLEGARIO.-    (Cariñoso.) ¿Qué tiene, hijita?... ¡Hable, pues! ¿Qué ha sido eso?...

JESUSA.-  ¡Dios... Dios... Dios mío!

OLEGARIO.-  ¡Hija!. ¿Qué le pasa?... ¡Diga!... alce esa cabecita...

JESUSA.-   (Reaccionando.)  Nada... nada... Es que... esas cosas de Julio me dan mucha pena!...

MARIQUITA.-  Nos habías asustao, muchacha...

OLEGARIO.-   (Conmovido.)  No es para menos... ¡Pobres de nosotros!

MARIQUITA.-  Pues a mí no me resulta tan grave el asunto... Al fin y al cabo, cuestión de unos cuantos pesos... Parece que fuéramos a llorar la plata que hay que darle a Julio. ¿No dice más la carta?

JESUSA.-  Sin más que recuerdos.

MARIQUITA.-  ¡No hay que alarmarse ni jimotear tanto!.. ¡Qué diantres!

OLEGARIO.-  Pero mujer... mujer...

MARIQUITA.-  ¡Qué mujer ni qué mujer!... Vos sos el padre y harás lo que te dé la gana!... Podés retarlo y sermonearlo a tu gusto; pero yo digo que por haberse empeñado, m'hijo no es ningún perdido y que si hace falta plata, estoy dispuesta a vender todas mis vaquitas para sacarlo del apuro... ¡Ya lo saben!...

OLEGARIO.-  ¡Oigalé!... ¡También retobada!... ¡Lo que me faltaba!... ¡Usted, señora, hará lo que yo ordene!... ¡En esta casa, mientras yo viva, he de ser yo el que mande!... ¿Me entienden?... ¡Usted, Jesusa, vaya a ver si ha vuelto ese mal hijo! ¡Y vos, ya podés ir saliendo de aquí!... ¡Andá, andá a vender tus vaquitas!... (Se para irritado dándose golpes con el rebenque en la bota.)  ¡Caramba con la gente!  

(Vanse MARIQUITA y JESUSA.)

  A este paso hasta los perros me van a faltar al respeto. ¡Pues no!... ¡Y verán si una vez por todas hago un escarmiento!.. ¡Ahí está ese pillo!...

 

 

Escena XIII

 

OLEGARIO y JULIO.

 

OLEGARIO.-    (A JULIO, solemnemente.)  ¡Caballerito!... Tome usted asiento.

JULIO.-  ¡Caramba!... ¡Qué solemnidad! ¿Qué le pasa, viejo?

OLEGARIO.-  ¡Tome asiento, he dicho!...

JULIO.-   Bien... me sentaré.  

(Se acomoda en la silla con aire un tanto cómico. OLEGARIO se pasea sin mirarlo. Pausa.)

  ¿De qué se trata?... Supongo que va usted a decirme cosas muy graves?

OLEGARIO.-  ¡Ah!... ¿Conque se hace el ignorante?... ¿Conque nada sabe?... ¿Se creía usted, caballerito, que se puede pasar así nomás la vida, haciendo canalladas?...

JULIO.-    (Serenándose.)  ¡Vamos! ¡No me acordaba que me toca a mí ser razonable!... ¡Siéntese!... Sentémonos y hablemos claro. Haga el favor, siéntese. Si con estar de pie no va a tener mayor razón... Debo hacerle una pregunta previa. ¿Ese grave asunto ha sido la causa de que en un tiempo a esta parte me venga tratando con tanta sequedad?

OLEGARIO.-  Lo habías notao, ¿eh? ¿Y la conciencia no te acusaba de nada?... ¿Te parecía muy bien hecho después de todas las trapisondas, seguir teniendo de estropajo al pobre viejo que te ha dao el ser, faltándole a todos los respetos, sobándolo y manoseándolo como a un retobo de boleadoras?... ¡Decí!... ¿Hallabas muy bonito eso?... ¿Tras de haber abusado de mi confianza, venirte aquí a mortificarme la vida con tus insolencias, con tu desparpajo, con tu falta de respeto?... ¡Hablá!... ¡Hablá, pues!...

JULIO.-  ¡Adelante, viejo! Siga diciendo simplezas.

OLEGARIO.-  ¿Lo ves? ¿Lo ves?... Ni pizca de vergüenza te queda!... ¡Acabá de una vez!... Confesá que nada te importa de estos pobres viejos que te han hecho medio gente! ¡Andá, mal agradecido, perro! ¡Decí que no me debés nada, que no soy nada tuyo; que no sirvo más que pa trabajar como un burro pa mantenerte los vicios!...

JULIO.-   (Impaciente)  ¿Llegaré a saber eso de mis vicios?

OLEGARIO.-  ¡Ah!... ¿Todavía te hacés el inocente!... ¡Tomá!... ¡leé!... ¡leé!... ¡lo que dice mi compadre!  

(JULIO toma la carta y lee sonriente.)

  Te parece la cosa más natural ¿no?... Hechos de hombre honrao, ¿no?... muy digno del apellido que llevas, ¿no?...

JULIO.-  Tranquilícese tata, y no dé esos gritos, que no está tratando con un niño! Oiga...

OLEGARIO.-  ¡Hablá nomás! ¡Sí!. ¡Hablá nomás!... ¡Decí!... ¡Disculpate!...

JULIO.-   ¿Me dejará hablar?...

OLEGARIO.-  ¡Hum!... ¡Canalla!

JULIO.-  Diga... ¿Con qué derecho, usted y su compadre se ponen a espulgar en mi vida privada?...

OLEGARIO.-   ¿Con qué derecho?...

JULIO.-   (Severo.) ¡Sí! ¿con qué derecho? Soy hombre, soy mayor de edad y aunque no lo fuera, hace mucho que he entrado en el uso de la razón y no necesito andadores para marchar por la vida. ¡Soy libre pues!... ¡Siéntese tata!... ¡Tenga paciencia!...  (Continúa con naturalidad.)  usted y yo vivimos dos vidas vinculadas por los lazos afectivos, pero completamente distintas. Cada uno gobierna la suya, usted sobre mí no tiene más autoridad que la que mi cariño quiere concederle.

 

(Gesto violento de OLEGARIO.)

  

¡Calma, calma!  (Afable.) ¡Conste que lo quiero mucho!... Todo evoluciona viejo; y estos tiempos han mandado archivar la moral, los hábitos, los estilos de la época en que usted se educó!... Son cosas rancias hoy. Usted llama manoseos a mis familiaridades más afectuosas. Pretende, como los rígidos padres de antaño, que todas las mañanas al levantarme le bese la mano y le pida la bendición, en vez de preguntarle por la salud, que no hable, ni ría, ni llore sin su licencia; que oiga en sus palabras a un oráculo, no llamándole al pan, pan, y al vino, vino, si usted lo ha cristianado con otro hombre; que no sepa más de lo que usted sabe, y me libre Dios de decirle que macanea; que no fume en su presencia,  (Saca un cigarrillo y lo enciende.) en fin que sus costumbres sean el molde de mis costumbres!... ¿Pero no comprende, señor, que riéndome de esas pamplinas, me aproximo más a usted que soy más su amigo; que lo quiero más espontáneamente? Volviendo al asunto de mi conducta; ¿Cuál es mi gran delito?... Creo que no he malgastado el tiempo; me voy formando una reputación, estudio, sé; ¿qué más quiere?... ¿Qué he hecho algunas deudas? ¿Que gasto más de lo que usted quisiera que gastara?... Cierto. Pero usted pretendía que todo un hombre con otras exigencias y otros compromisos siquiera manteniéndose con una escasísima mensualidad. Por lo demás, lo único que tengo que lamentar, es que no haya sido de mis labios que conociera usted lo de mis deudas... Pensaba confiárselo antes de irme y pedirle fondos para cubrirlas...

OLEGARIO.-  ¡Ah!... ¡Aquí te quería!... ¡Te he escuchao con calma nada más que para saber hasta dónde llegaba tu desvergüenza!...

JULIO.-   ¡No sea grosero padre!.

OLEGARIO.-  ¿conque sos libre?... ¿Conque sos dueño de tu vida?. ¿Conque nada te vincula a tus padres? ¿Y a qué salís ahora conque tengo que pagar todas sus trampas?... ¿Es decir que solo soy tu padre pa'mantenerte los vicios?... ¡Ingrato!... ¡Ah!... ¡El pobre gaucho viejo!... Vení al mundo, clavá la pezuña contra el suelo, afírmate pa' cinchar la vida, y cinchá, cinchá!... ¡Y después cuando hayas repecheao y estés arriba, sin tiempo pa' secarte el sudor, vuelta a cinchar de la vida de los otros!... Y todo ¿pa' qué?... ¡Pobre gaucho viejo!...

JULIO.-  ¡Tata!... ¡Tata!... ¡No se aflija así! ¡Cálmese!... ¡Sea razonable!...

OLEGARIO.-   (Reaccionando.) ¿Tata?... ¡Nó!... ¡Yo no soy tu tata... ya no soy nadie pa'vos!... ¡Andate!... ¡sós libre!... ¡Sós dueño de tus acciones!... ¡Andate nomás!... Pero lejos... donde no te vuelva a ver!... ¡Pa'vergüenza me sobra con haber hecho un hijo de tu calaña!...

JULIO.-  ¡No, tata!... ¡No me voy!... ¡No quiero irme!... ¡Cálmese que me aflije a mí también!.. ¡Yo lo quiero, lo respeto!... Pensamos de distinto modo ¿qué le hemos de hacer?... ¡Vamos!... ¡No se excite así, mi pobre viejo!...  (Lo acaricia.) 

OLEGARIO.-  ¡Ya, hipócrita!... ¡No me toqués! ¡No te acerqués a mí!... ¡Ya fuera de aquí!... ¡Víbora! ¡No me vengás a babosear estas canas honradas!...

JULIO.-  ¡Tata! ¡Tata!...

OLEGARIO.-  ¡Fuera, he dicho!... ¡Retírese!... Ya de esta casa!...

JULIO.-   (Altivo.) ¡Vea tata lo que hace!...

OLEGARIO.-   ¡Ah!... ¡Tampoco querés irte!...

JULIO.-  ¡Basta!... Esto parece un plan preconcebido. ¡Gauchos soberbios!... ¡Me iré enseguida, pero entiéndalo bien: no he provocado ni he querido esta situación, no he de ser yo quién se arrepienta!...

OLEGARIO.-  ¡Ni yo!... ¡Podés irte!...  

(Ademán de JULIO de retirarse.)

  ¡No!... Vení... vení acá... Hasta hoy he sido tu padre y aunque no lo quieras, ¿entendés? Todavía tengo derecho a castigarte!...  (La zamarrea.)  ¿Entendés?..

JULIO.-   (Irguiéndose.) ¡Cuidado padre!...

OLEGARIO.-  ¡Sí! ¡A castigarte!...  

(Alza la mano; JULIO lo detiene con violencia y después de una brevísima lucha, lo despide de sí.)

 

OLEGARIO.-    (Retrocediendo, tropieza con el rebenque que ha dejado en el suelo.) ¡Esto más!... ¡Ah infame!  (Trágico.)  ¡De rodillas!... ¡Ya!...

JULIO.-  ¡Eso no!... ¡Eso nunca!... ¡Cuidado padre!.

OLEGARIO.-   (Enarbolando el rebenque por el mango.) ¡De rodillas!...

JULIO.-  ¡Nunca!...  (Va hacia él.) 

OLEGARIO.-  ¡De rodillas!... De-ro.  

(Da un salto felino y le asesta un golpe en la cabeza, JULIO tambalea y cae de bruces.)

  ¡Sí!... de rodillas!

 

(MARIQUITA y JESUSA corren y abrazan a OLEGARIO. Brevísima pausa. OLEGARIO, que respira afanosamente mira a JULIO y hace ademán de levantar de nuevo el rebenque.)

 

 
 TELÓN

 Respondé:

1. Enumerá tres actitudes bien concretas que le molestaban a Olegario de su hijo, incluso antes de recibir las noticias de su compadre.

2. ¿Qué relación hay entre Jesusa y Julio? ¿Y con Mariquita y Olegario?

3. ¿De qué cosas se entera Jesusa cuando lee la carta del compadre de Olegario?

4. El acto termina con una situación de violencia. ¿Qué la provocó? ¿Quiénes fueron los protagonistas de esa situación violenta?