Escena I
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El GURÍ, DOÑA MARIQUITA y DON
OLEGARIO.
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GURÍ.- (Chillando.) ¡Señora!...
¡Madrina!... Ahí ha venido el hijo de doña Brígida la puestera en la yegua
picaza y dice que si le empriesta el palote de amasar porque va a hacer
pasteles hoy...
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MARIQUITA.- (Asomándose
a una de las puertas del foro.) ¿Te querés callar, condenao?
¿No ves que vas a despertar a m'hijo el dotor?... (Desaparece.)
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GURÍ.- ¡Es que el
muchacho viene apurao, porque tiene que dir también a la pulpería!... ¡Ah!...
y dice que si le da permiso p'atar la descornada vieja, porque va a precisar
más leche... ¿Qué le digo?...
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MARIQUITA.- (Sale
precipitadamente y lo toma por el cuello, zamarreándolo.) ¡Acabarás
de cacarear, maldito!...
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GURÍ.- ¡Ay!...
¡ay!... ¡No me pellizque! ¡Sí yo no he hecho nada!...
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MARIQUITA.- (Sin
soltarlo.) ¡Te viá enseñar!... ¡Trompudo!... ¡Mal criao!...
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OLEGARIO.- (Sale
calmosamente e interviene.) ¡Dejá esa pobre criatura!... ¡Parece
mentira!... ¿Qué te ha hecho?... (Al GURÍ.) ¡Camine
usted a cebarme mate!...
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MARIQUITA.- ¡Es que
todos los días sucede lo mismo... Este canalla sabe que Julio está durmiendo
y se pone a berrear como un condenao!... ¡Y lo hace de gusto!...
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GURÍ.- (Compungido.) ¡No,
señor!... ¡Es que no me acordaba!...
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OLEGARIO.- (Al GURÍ.) ¡Camine
a cebarme el mate, le he dicho!... (Se va el GURÍ.) ¡Qué
ha de hacerlo de gusto el pobre tape! Bien sabés vos que es gritón por
naturaleza... (Afectuoso.) ¿Es que se ha
levantao hoy mi vieja con el naranjo torcido?
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MARIQUITA.- (Brusca.) ¡Me
he levantao como he levantao! Pero vos con defender y darle confianza al
chinito ése, lo estás echando a perder.
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OLEGARIO.- ¡Vamos,
vieja, no se enoje!... ¡Caramba!... Vaya, traiga su sillón y su sillita baja
(MARIQUITA vase y vuelve con los pedidos
cuando se indica.)
y nos pondremos a tomar el mate tranquilos. ¡Qué diantres! Está muy linda la
mañanita pa ponerle cara fea. Espere, comadre, le va'yudar.
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(MARIQUITA alcanza un sillón de hamaca y
sale con una silla baja y avíos de costura, quedándose de pie. Ambos toman
asiento. El GURÍ aparece con el mate que alcanza a OLEGARIO.)
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OLEGARIO.- (A MARIQUITA.) ¿Gusta
servirse?
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MARIQUITA.- (Ceremoniosa.)
¡Está en buena mano!...
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OLEGARIO.- (Jovial.) ¿Me
desaira, moza?... ¡No puede ser!... ¡Vamos, aunque sea un chuponcito!... No
ponga esa cara de mala que nadie le va a creer. ¡Sabemos que es güenaza!...
¡Sí, viejita, aunque más no sea!... ¿Se acuerda? Antes no era así... ¡no me
hacía esos desaires! Voy a pensar que está muy vieja... ¡Vamos, un
chuponcito!...
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MARIQUITA.- ¡Jesús,
Olegario!... ¡Te has levantao con ganas de amolar la paciencia!... ¡No quiero
mate!...
(Viendo al GURÍ que ríe
solapadamente.)
¿De qué te reís vos?... (A OLEGARIO.) ¡Ahí
tenés lo que has conseguido!... ¡Que hasta los mocosos se ríen de una!...
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OLEGARIO.- ¡Vos te
reís de tu madrina, canalla!... ¡ya! ¡ponete serio!...
(GURÍ sigue riendo.)
¡Serio! (Ídem.) ¡Serio, he dicho!... ¡mirá que
te pego!...
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MARIQUITA.- ¡Basta,
hombre!... (Al GURÍ.) ¡Ya, fuera de
acá!...
(El GURÍ se aleja riendo a todo trapo.)
¡Así me ha de respetar esa chusma si los que deben dar el ejemplo lo hacen
tan mal!... ¡La culpa la tengo yo de permitir esas cosas!... (Mete
precipitada las costuras en el costurero y se pincha la mano.) ¡Ay,
demonios! (Se chupa el dedo y arroja el costurero con estrépito
al suelo.) ¡Jesusa!... ¡Jesusa!... ¡Jesusa!...
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OLEGARIO.- ¡Chist!...
¡Chist!... ¡Callate, mujer!... ¡no ves que vas a despertar a m'hijo el
dotor!...
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MARIQUITA.-
(Con rabia, dejándose caer sobre una silla.) ¡Un cuerno!...
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Escena II
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Dichos
y JESUSA.
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JESUSA.- ¡Mande,
madrina!...
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MARIQUITA.- ¿Dónde
te habías metido?
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JESUSA.- Estaba en
el corral curando al ternero de la reyuna... ¡Pobrecito!... Esa loca de la
colorada que desterneramos el otro día, no quiere salirse del corral y se ha
puesto tan celosa... extraña al hijo, ¿verdad?... que cuando ve otro
ternerito, lo atropella. Al de la reyuna le ha dado una cornada al lado de la
paleta, ¡tremenda!... yo le pongo todos los días ese remedio con olor al
alquitrán para que no se le paren las moscas; ¿hago bien, padrino?
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OLEGARIO.- ¡Sí,
m'hijita!... ¡Hay que cuidar los intereses!...
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MARIQUITA.- ¡Buenos
intereses!... Por jugar lo hace. Todo el día lo mismo; cuando no es un
ternero es un chingolo que tiene la pata rota y se la entablilla como si
fuera una persona; cuando no los guachitos, toda una majada criada en las
casas con mamadera, y mientras tanto, las camas destendidas hasta medio día y
los cuartos sin barrer!...
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JESUSA.- ¡Pero,
madrina!...
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OLEGARIO.- ¡Ave
María, mujer!. ¡ni que tenga güen corazón le querés permitir a la
muchacha!...
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MARIQUITA.- No digo
eso. Pero por cuidar animales, ni se ha acordao de hacerle el chocolate a
Julio... ¡Ahora nomás se levanta y no tiene nada con que desayunarse!...
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OLEGARIO.- ¡Qué
lástima!... ¡El príncipe no podrá pasar sin el chocolate!... ¡Jesús!...
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MARIQUITA.- ¡Claro!
¡Si está acostumbrao! ¡Vos sabés que en la ciudá!...
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OLEGARIO.- ¡Qué se
ha de tomar chocolate en la ciudá!... ¡Gracias que lo prueben como nosotros
en los bautizos y en los velorios!... ¡Le llamarán chocolate al café con
leche!... ¡Venir a darse corte al campo, a desayunarse con chocolate aquí, es
una botaratada!...
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JESUSA.- ¡Pero
madrina! Si Robustiano...
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MARIQUITA.- (Corrigiéndola.) Julio.
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JESUSA.- Julio me ha
dicho...
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OLEGARIO.- ¡Ah!...
¡No me acordaba! ¡Un mozo que sa mudao hasta el nombre para que no le tomen
olor a campero, hace bien en tomar chocolate!...
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MARIQUITA.- No seas
malo, Olegario; vos sabés que él llevaba los dos nombres: Robustiano y
Julio... ahora se firma Julio R...
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OLEGARIO.- ¡Sí, sí,
sí!...
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JESUSA.- Este...
quería decir que Julio me ha prevenido que no le gusta el chocolate; que si
teníamos empeño en indigestarlo con esa porquería. Él prefiere un churrasco o
un mate...
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MARIQUITA.- ¿Lo
oís, Olegario?...
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OLEGARIO.- ¿Lo oís,
Mariquita?... Vos que estabas rezongando por el chocolate.
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MARIQUITA.- ¡Y vos
que decías que nada quería saber con las cosas del campo!... ya lo ves...
come churrasco...
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Escena III
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Dichos
y el GURÍ.
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GURÍ.- ¡Padrino!...
ahí llega David con la tropilla e'la picaza. Las yeguas vienen disparando.
¿Quiere que monte su lobuno y le ayude?...
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OLEGARIO.- ¿Y quién
ha mandao echar esa tropilla?, ¿no he dicho que no me la traigan al corral?
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GURÍ.- El niño Julio
dijo que quería ensillar hoy el pangaré viejo pa dir a la pulpería...
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OLEGARIO.- ¡Eso
es!... ¡El niño, Julio!... ¡Caminá! Saltá en pelo y ayudale... (Vase GURÍ.) y
entren despacio, no sea que se me estropee algún animal... ¡El niño Julio!...
¡El niño Julio!... ¡No hace más que jeringar la pacencia!... ¡Haciéndome
sudar las yeguas a mediodía!... ¡Claro!... ¡Como al niño Julio no le cuesta
criarlas, deja que se maltraten los animales!... ¡El niño Julio!...
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(JESUSA se pone a limpiar la pajarera.)
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MARIQUITA.- ¡Pero
Olegario! ¿Qué te ha hecho el pobre muchacho pa que le estés tomando tanta
inquina?... ¡Parece que no fuera tu hijo!... ¡Todo el día rezongando! ¡Todo
el día hablando mal de él!... ¡Tras que apenas lo vemos un mes al año!...
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OLEGARIO.- ¡Más
valiera que se quedara allá!... ¡Sí ha de venir a avergonzarse de sus padres,
a mostrarnos la mala educación que apriende en el pueblo!...
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JESUSA.- Padrino,
¿en qué lo avergüenza? Julio tiene otras costumbres... en la ciudad se vive
de otra manera... pero por eso no ha dejado de querernos...
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OLEGARIO.- ¡Sí!... A
las malas mañas le llaman ahora costumbres... Viene a mirarnos por encima del
hombro, a tratarnos como si fuera más que uno, a reírse en mis barbas de lo
que digo y de lo que hago, como si fuera yo quien debe respetarlo y no él
quien... Y cuando se le dice algo empieza a inventar historias... ¿Lo han
visto anoche?... El niño no quiere que lo reten y botaratea con qué es muy
dueño de sus acciones... ¡La figura del mocoso!... ¡Había de ser yo el que le
contestara así a mi padre!... ¡El ruido de mis muelas por el suelo!... Me
acuerdo de una ocasión en que el finao Juan Antonio, mi hermano menor, se
permitió decirle a tata que ya era muy grande pa que lo retara... ¡Ahí no más
se le fue encima el vicio y si no se lo sacamos de entre las manos, lo
desmaya a azotes!... ¡Sin embargo ya ven cómo me trata el niño Julio!... ¡En
cuanto le observo algo, se ríe y se pone a discutirme con un airecito y una
sonrisita!... ¡Como si me tuviera lástima!...
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MARIQUITA.- ¡Jesús,
qué idea!.
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OLEGARIO.- ¡Sí...
sí!... Como sí me tuviera lástima, como si fuera algo más que yo... como
diciéndome: ¿qué sabés vos de estas cosas, viejo desgraciao?... ¡Hijo el
páis!... ¡Por ustedes no le bajao los dientes ya!... ¡Pero ande irá el güey
que no are!... Voy sabiendo algunas cosas de su conducta en el pueblo, y sí
se comprueban, ¡pobre de él! ¡Te aseguro que las va a pagar todas juntas!...
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MARIQUITA.- ¡Todo
eso que estás diciendo son ideas tuyas y chismes del galleguete pulpero!...
El muchacho es güeno, nos quiere. Lo que hay es que tiene otra educación. Si
fuera un campero como nosotros, no estaría pa ser dotor...
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OLEGARIO.- Pero
tendría mayor respeto a sus padres...
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MARIQUITA.- ¿Pa qué
lo mandamos a estudiar, entonces?...
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OLEGARIO.- ¡Callate,
Marica; hacé el favor! (Interrumpiéndose y accionando hacia la
derecha.) ¡Eso! ¡Eso! ¡Muy bonito!... ¡Diviértanse,
muchachos!... Estropeen no más la caballada... ¡No han de ser ustedes los que
sufran!... ¡Animal!... ¡por ahí no!... ¡torneá despacio esa yegua!... ¡no la
castigues!... ¡Ah, ladrones!... ¡ya dejaron dir la tropilla!... ¡Canallas!...
¡Burros!... ¡Ahí voy yo!... (Vase vociferando.)
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