jueves, 1 de noviembre de 2018

"Hamlet", célebre monólogo (2º año Cangallo)

1) Leé el siguiente texto y realizá las actividades indicadas a continuación:

HAMLET, de W. Shakespeare (Escena primera, Acto III, monólogo del príncipe)

                  Hamlet. —¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más elevado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un mar de calamidades y haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir..., dormir; no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al dolor del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyeron la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! ¡Porque es forzoso que nos detenga el hecho de considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida! ¡Aquí está la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque, ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas de un amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, sino fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes; y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento, y las empresas de mayores alientos e importancia, por esa consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción... Pero ¡silencio!... ¡La hermosa Ofelia! Ninfa, en tus plegarias acuérdate de mis pecados.
2)  ¿Cuál es la duda que aqueja al príncipe? Explicala usando tus propias palabras.
3) ¿Con qué se homologa (compara) a la muerte?
4)  ¿Qué soluciones traería la muerte?
5) ¿Por qué los humanos somos cobardes, según el razonamiento del príncipe?
6)  Escribí un texto de al menos 10 líneas haciendo tu propia reflexión sobre la muerte. Intentá usar un vocabulario cuidado y poético (imitando a Shakespeare) e incluí en tu texto las formas verbales: satisfaría y cupiese.
7) Clasificá los pronombres subrayados (clasificación completa) y señalá cuáles son los referentes solamente de aquellos que pertenecen al primer grupo, o sea, los personales, posesivos o demostrativos.

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